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ha desaparecido.
 �Arrancar� un trozo del rombo para analizarlo en la Tierra?  preguntó Stone.
Szabo no tuvo que contestar a esta pregunta, por �l contestó la esfera.
Vieron cómo el robot cog�a un instrumento, que era, por lo visto, un cortador, y
empezaron a saltar chispas.
 El material resiste  informó fr�amente el cerebro electrónico . Env�en otro aparato.
 M�s perfecto no lo tenemos  cortestó Szabo.
 Mando cesar el trabajo  dijo la esfera.
Y al instante el robot n�mero dos retiró el cortador el�ctrico.
Mur�tov nunca hab�a visto estas m�quinas. Le pareció algo raro escuchar el
intercambio de frases y ver que hablaban no dos personas, sino una persona con una
m�quina.
 �Malo!  repitió Szabo . Precisamente en lo que no pueden comprender nuestros
exploradores est� el secreto de la invisibilidad.
 �Probemos a cortar un trozo de la c�pula?  propuso Stone.
El cerebro electrónico de la esfera dio esta misma solución. El robot se dirigió a la
c�pula m�s próxima.
Aqu� tampoco hubo ning�n resultado. Se resist�a tambi�n el material de que estaban
hechos los aparatos de la base.
El robot regresó hacia el rombo.
Levantó las manos y las colocó en la superficie.
De nuevo no sucedió nada.
Bruscamente cambió el color de la pantalla, adquiriendo un matiz verdoso. El rombo y
el robot que estaba cerca de �l se aproximaron y ocuparon toda la pantalla.
Despu�s todos vieron cómo perd�a el brillo, engrosaba la superficie del rombo y cómo
se distinguieron unos cables, palancas, cabezas agudas de aparatos desconocidos.
Se hab�a descubierto el interior del rombo.
 Si es el cerebro electrónico de la base  dijo Tókarev �para qu� estas palancas?
 Es posible que no sean palancas  replicó Szabo sino algo parecido. No se olvide
que ante usted hay una obra no terrestre.
 De ninguna forma puede uno olvidarse de esto.
El robot segu�a inmóvil. La cinta del receptor continuaba movi�ndose lo que indicaba
que funcionaba el "pensamiento" en la "cabeza" de cristal del aparato cibern�tico.
 El esquema no se puede descifrar, mande otro  resonó la voz met�lica de la esfera.
 M�s perfecto no lo tenemos  contestó Szabo con las mismas palabras de antes.
Pero ahora no resonó la palabra "ceso". Por lo visto la esfera no perd�a la esperanza de
que su ayudante pudiera entender el esquema del cerebro electrónico de la base, al
parecer m�s complicado que el de �l.
La visión del interior del rombo se manten�a igual en la pantalla del televisor.
En la pantalla visual se observó que el robot n�mero tres se dirig�a de nuevo hacia el
sat�lite. La esfera no quer�a perder tiempo. Debido a que el robot n�mero dos dejó de
transmitir temporalmente la información, ordenó al n�mero tres comenzar el trabajo.
 Parece que a pesar de todo podremos examinar la base y conocer a fondo sus
aparatos  dijo Stone . �Dónde se encuentra el peligro de que nos habló Guianeya?
Oyó su nombre y miró interrogativamente a Mur�tov.
Le tradujo las palabras del jefe de la expedición, procurando que no se ofendiera al ver
que parec�a dudar de ella.
Guianeya, al escucharlo, se encogió de hombros.
 Yo no s� en qu� consiste el peligro  dijo ella pero recuerdo perfectamente las
palabras de Riyagueya. Dijo, que si las personas de la Tierra intentaran acercarse a la
base, esto provocar�a una cat�strofe. Esto es todo. Yo considero como mi deber el
advertirles a ustedes. Sus palabras turbaron a todos.
 Es posible...  comenzó a hablar Tókarev, pero Stone le cortó.
 Guianeya ha podido no comprender bien a Riyagueya o no sospechar que sus
palabras pudieran tener otro sentido  dijo Stone . No se puede, por un temor no
fundamentado en nada, perder la �nica posibilidad.
 �No fundamentado en nada?  dijo Tókarev . �Acaso se puede hablar as�?
 �Da lo mismo!  Stone hizo con la mano un gesto de despecho. Estaba claramente
muy enfadado.
"No ser� porque siente no tener razón", pensó Mur�tov.
 Estoy de acuerdo con Stone  dijo Szabo . Ya que hemos empezado es necesario
continuar.
Los dem�s guardaron silencio. Mientras transcurr�a esta conversación el robot n�mero
tres se arrimó al sat�lite.
 �Miren, camaradas!  exclamó Mur�tov, indicando la pantalla de televisión.
Pero todos lo hab�an visto al mismo tiempo que �l.
Dentro del rombo surgió un movimiento. Cortas llamaradas, como manojo de chispas,
corrieron por los cables o por lo que las personas se figuraron que eran.
 �Se�ales!  dijo Garc�a, que estaba sentado en el radar . Ondas ultracortas.
Apenas tuvo tiempo de pronunciar sus palabras cuando una gran explosión inundó de
luz toda la pantalla. Fue de intensa luminosidad y sólo gracias a la acción amortiguadora
de las pantallas no cegó a las personas.
 �Ya lo sab�a!  dijo Stone. ��Aniquilación?!
Las pantallas continuaban estando iluminadas, lo que significaba que el robot n�mero
uno no hab�a sufrido nada, sino todo lo contrario continuaba dirigiendo la operación.
La imagen que transmit�a �ste volvió a alejarse en las pantallas de televisión. De nuevo
se ve�a toda la base.
El robot n�mero dos estaba como antes al lado del rombo. Al n�mero tres no se le ve�a
por ninguna parte.
Su suerte estaba clara. Se hab�a acercado demasiado al sat�lite, el cual lo "comunicó"
al rombo. Inmediatamente se dio una orden y el robot fue destruido.
Esto mismo ocurrió con el robot-explorador enviado hace tres a�os por la "Titov".
Por lo visto entonces el sat�lite tambi�n recibió la orden procedente de este mismo
rombo.
 �Y usted dijo!  exclamó Tókarev.
 Ahora tampoco cambio mi punto de vista  manifestó Stone . La base para
nosotros no ofrece peligro. Sólo los sat�lites tienen defensa.
 �Atención!  dijo Szabo . �Lanzar el robot n�mero cuatro!
La palabra "atención" se pronunció especialmente para que los robots que se
encontraban actuando supieran que no se refer�a a ellos.
 Desde el comienzo hab�a que haber enviado el n�mero cuatro  refunfu�ó Szabo .
�En balde se ha perdido la m�quina!
 Usted mismo estaba de acuerdo en que era necesario probar el grado de peligro 
dijo Stone.
Mur�tov sab�a que el robot n�mero cuatro era una m�quina an�loga a las n�mero dos y [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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